El no sabía como había llegado a esto. Cuando el Shirigami se había presentado en la puerta de la mansión Phanthomhive a las cuatro de la madrugada diciendo "¡¡Sebas-chan~~!! ¿Quieres jugar a un juego~~??" Lo primero que se le pasó por la cabeza fue cerrar la puerta de golpe estampándole la puerta en la cara.
Pero por alguna razón, ahora se encontraban en la sala de estar de la mansión jugando a un estúpido juego, y por alguna razón no podía dejarlo. Cuando el Shirigami le ganó la primera vez no le dio mucha importancia... ¡pero ya era la décima vez que perdía!
- Yaaay~~ ¡He vuelto a ganar~~!- Grell se había levantado de su sillón y se había puesto de pie haciendo poses de victoria.
La competitividad empezó a apoderarse del mayordomo mientras le gritaba " No es posible! Juguemos otra vez!"
- "Ohh Sebas-chan~~, de haberlo sabido habría comprado este juego mucho antes~"
Jugaron una vez, y otra y otra. Con cada vez que Grell ganaba, Sebastian se ponía más y más competitivo. Después de jugar tres horas seguidas el Shirigami ya había perdido todo el interés en el juego, mientras que el mayordomo no paraba de pedir una partida y otra más.
- "Juguemos una vez más! ¡No puede ser que pierda cada vez!"
- " Pero Sebas-chan... Llevamos más de tres horas jugando... tendría que irme ya... esto ya es aburrido..."- Decía el Shirigami mientras bostezaba.
- Ni hablar, ¡¡NO HASTA QUE GANE!!" - Sebastian agarraba el mando de la Wii con tanta fuerza que parecía que fuera a espachurrarlo con sus propias manos.
- Ahh Sebas-chan estas tan sexy cuando te pones competitivo~~ Pero de veras que debería irme ya..."
- ¡NO! ¡TU NO TE VAS A NINGÚN LADO!" - El mayordomo miraba al Dios de la Muerte con esa mirada terrorífica que sería capaz de fundir la Antártida entera mientras unas ardientes llamas parecian salir de su cuerpo.
- S-Sebas-chan... M-me das miedo...
- ¡¡SEBASTIAN!! ¿¡Que significa esto?! Nadie ha venido a despertarme y cuando me he querido dar cuenta, ¡eran las nueve y media! ¡¿Vamos con retraso y tu estas aquí jugando con este estúpido Shirigami?!"- Cierto Conde que se acababa de despertar, aún en pijama, se debatía entre el enfado que sentía porque nadie hubiese ido a despertarle y lo grogy que se sentía por haber dormido demás mientras regañaba a su mayordomo en busca de una explicación.
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